Pensamiento Pasional y Espiritual


XXIX Domingo TO, Ciclo B (Mc 10,35-45)

La Reacción de los Discípulos ante la Pasión

Esta escena del evangelio de Marcos transcurre después del tercer anuncio de la pasión de Cristo. Tras cada anuncio de la pasión, siempre surge por parte de los discípulos una reacción de egoísmo. Este egoísmo actúa como una coraza que los discípulos usan para protegerse del anuncio de la cruz. Todavía no estaban preparados para acoger la cruz en sus vidas.

Después del primer anuncio, fue Pedro quien se enfrentó a Jesús. En el segundo, los doce discutían quién era el más importante.

La Petición de los Hijos de Zebedeo

Ahora son los dos hijos de Zebedeo quienes buscan los primeros puestos: le piden al Creador que haga lo que la criatura le ordena. Lo sorprendente es que el Creador no corta sus deseos. Jesús conoce muy bien al ser humano y sabe que el hombre es deseo, deseo de vivir y de realizarse. Sin embargo, los discípulos proyectan en Dios sus deseos más oscuros: deseos de poder, de dominio, miedos y delirios de grandeza.

Proyectar Nuestros Deseos en Dios

Nosotros también nos reconocemos en estos deseos de los apóstoles, pues muchas veces proyectamos en Dios nuestros propios deseos de dominio. Es la instrumentalización de Dios para que haga lo que nosotros queremos, como cuando los hermanos Santiago y Juan le dicen a Jesús: “Queremos que nos hagas lo que vamos a pedirte”.

Jesús les responde: “¿Qué queréis que haga por vosotros?” Los dos discípulos revelan lo que llevan dentro: quieren los primeros puestos, ser tenidos en cuenta, tener autoridad sobre los demás, y sentarse en su gloria. Pero no comprenden que la gloria de la que Jesús habla es diferente: es la gloria de la cruz, la de su pasión. Ellos han entendido lo contrario.

Dios en Nuestras Manos

Una de las definiciones más bellas de Dios es cuando Jesús dice que pone su vida en manos de los hombres. Nuestro Dios es un Dios en nuestras manos.

Pensamiento Pasional vs. Pensamiento Espiritual

Del diálogo entre los apóstoles y Jesús podemos identificar dos tipos de pensamientos: el pensamiento pasional que genera una voluntad pasional, y el pensamiento espiritual que genera una voluntad espiritual o religiosa.

El pensamiento pasional es aquel que busca una gloria vacía, basada en puestos, vanidad y la centralización en uno mismo. Es propio de hombres anclados en lo carnal. El evangelio habla de “hijos de Zebedeo” porque están arraigados en su linaje de carne y sangre. Este tipo de pensamiento está alejado del amor y la donación, y produce envidia, discordia, ambición y rivalidades, causando división entre los apóstoles. Por ello, puede ser llamado un pensamiento diabólico, pues “diabólico” significa separar.

Los Frutos del Pensamiento Espiritual

En contraste, el pensamiento espiritual genera los frutos del Espíritu, como San Pablo enumera en su carta a los Gálatas: amor, alegría, paz, afabilidad, paciencia, lealtad, bondad, modestia y dominio personal. Este pensamiento es llamado pensamiento bautismal, porque nos devuelve la dignidad de hijos de Dios. Es un pensamiento que nos abre a una nueva manera de relacionarnos con Dios y con los hombres: como hijos y hermanos. Este es el pensamiento que pedimos al Señor.

AMÉN.