Carlo Acutis, Teresa de Calcuta y María Goretti
Porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, fui forastero y me hospedasteis, estuve desnudo y me vestisteis, enfermo y me visitasteis, en la cárcel y vinisteis a verme. (Mt 25, 35-36)
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Explicación de los iconos
1. María Goretti, ejemplo de pureza y fortaleza
María Goretti nació a finales del siglo XIX y murió en el siglo XX, con tan solo 12 años. Fue elevada a los altares en 1950 por el Papa Pío XII. María fue una niña afable, generosa y pura de corazón. Su infancia estuvo marcada por el trabajo y el sufrimiento, quedando huérfana de padre a los 10 años. Su cercanía y amor a Jesús le permitieron que la vida nueva, recibida en el bautismo y alimentada con la comunión, brillara en su cuerpo hasta el punto de morir por su fe.
María enseña a niños, adolescentes y jóvenes que el cuerpo forma una unidad con el espíritu y el alma, y que está habitado por Dios, siendo un lugar de encuentro y comunión. Nos recuerda que el ser humano es un compuesto perfectamente entretejido de espíritu, alma y cuerpo, y que el cuerpo expresa nuestra persona, lo que somos.
Desde esta capilla, María protege a todas las niñas del colegio, las sostiene en su crecimiento y las fortalece para que puedan desarrollarse plenamente en sus vidas. Su cuerpo manifestó en vida la fuerza del amor de Dios, un amor que la habitaba y que la fortaleció en su decisión de conservar este amor frente a una agresión sexual.
2. El legado de María Goretti
María enseña a cuidar su cuerpo, a descubrirlo como lugar de comunión y encuentro profundo, a prestarle atención y a interpretar los mensajes que da por medio de sus sensaciones y sentimientos. Así, también enseña a decir “no” a todo aquello que impide nuestro crecimiento y plenitud como personas.
En el corazón de María hubo espacio para todos, incluso para aquellos que le hicieron daño. Su agresor y asesino encontró en el corazón de esta niña-adolescente un lugar para el arrepentimiento. Después de su conversión y petición de perdón, pudo estar presente en la ceremonia de canonización junto a la madre de María Goretti.
3. Carlo Acutis, el joven misionero digital
Carlo Acutis vivió entre los siglos XX y XXI, muriendo en 2006 de cáncer a los 15 años. Fue beatificado en 2020 por el Papa Francisco en la Plaza de San Pedro. Destacó por dos aspectos principales: primero, porque desde que recibió la comunión a los 7 años, nunca dejó de comulgar diariamente. Segundo, por su habilidad para expresar su amor al Señor mediante su interés en las tecnologías de la información y la comunicación.
Carlo ideó y organizó material audiovisual relacionado con sus creencias religiosas sobre las apariciones marianas y los milagros eucarísticos. Es un modelo para nuestros estudiantes, como joven comprometido con su colegio y sus amigos. Supo integrar su vida nueva, recibida en el bautismo, en su profunda comunión con Cristo, utilizando sus talentos para contribuir al bien y a la difusión de la fe en el mundo digital contemporáneo.
4. Teresa de Calcuta, Madre de los Pobres
Santa Teresa de Calcuta, figura emblemática del siglo XX, murió en 1997 y fue canonizada en 2016 por el Papa Francisco. Su amor por Cristo en los pobres la llevó a dejar su primera vocación para seguir un camino donde brilló por su opción preferencial por los más marginados de la sociedad. Teresa nos recuerda que los pobres son hijos predilectos del Padre, y que lo que hacemos por ellos, se lo hacemos al mismo Jesús.
Siguiendo su ejemplo, nuestro colegio ofrece actividades dirigidas a las familias en favor de los pobres y de las comunidades más desfavorecidas. Destacan las Misiones, como las de Familia Misionera, Color, Fuego y Juventud Misionera, donde familias con sus hijos dedican su tiempo, energía y recursos para vivir entre comunidades pobres, especialmente durante la Semana Santa.
Estas experiencias generan una comunión de amor y fraternidad entre nuestros jóvenes, sus familias y los más necesitados. En nuestros colegios católicos, procuramos educar a nuestros alumnos en la conciencia de que no hay verdadera evangelización sin promoción social del más pobre y desfavorecido. Acortar la brecha social es esencial para generar una comunión auténtica con Dios y dar un testimonio creíble de nuestra fe.
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