Icono de la Natividad

La Maternidad de María en el icono de la Natividad

«Y sucedió que, mientras estaban allí, le llegó a ella el tiempo del parto y dio a luz a su hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo recostó en un pesebre, porque no había sitio para ellos en la posada.» (Lc 2, 6-7)

Detalle del icono bizantino del Nacimiento del Niño Jesús con la Virgen María, San José triste y una mujer con un cántaro
Icono de la Natividad

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Explicación del icono

1. Icono cristológico y la Virgen María

Nos ponemos delante del icono de la Natividad. Lo primero que descubrimos es que es un icono cristológico a través de la Virgen María, la figura central y más grande. En la maternidad de María profesamos nuestra fe en la divinidad de Cristo: María es madre de Cristo, Dios y hombre verdadero.

Detalle del icono bizantino: La Virgen María con el Niño Jesús en el Nacimiento
La Virgen María con el niño

2. Historia de la Salvación

Nos encontramos ante un icono que es un breve resumen de toda la historia de la salvación. En el centro del icono, tenemos la gruta que, con un color negro profundo, representa una tumba, lugar donde se encuentra la humanidad después de la caída de Adán y Eva. Allí es donde Dios se hace hombre, para encontrar al hombre y ofrecerle la salvación en forma de una vida nueva.

3. María y el Niño Jesús

Emergiendo de la gruta, nos encontramos con la figura de María y del Niño Jesús. De este modo, el icono recoge la imagen de los primeros Padres de la Iglesia, que hablan de la tierra como un gran útero que engendra vida. Cristo nace en una gruta y será depuesto al final de su vida en otra gruta… de la gruta nos viene la vida nueva.

4. María como Reina y Señora

María, en una posición de mujer parturienta, está sobre un cojín rojo que recuerda el cojín que usaba el emperador en su trono. La Virgen es presentada como Reina y Señora de todo el universo. Su rostro inclinado ligeramente sobre el rostro del Niño Jesús es un gesto de gran ternura y fina delicadeza, lo cual nos transmite confianza y cariño por ese Niño y su Madre.

5. Niño Jesús y los misterios pascuales

El Niño Jesús, envuelto en vendas blancas y depositado en un pesebre, simboliza los misterios de la Pascua: pasión, muerte y resurrección. La gruta con forma de tumba simboliza la pasión y la muerte, mientras que las vendas blancas representan la resurrección. El pesebre con forma de sepulcro es símbolo de la pasión y muerte de nuestro Señor, y los lienzos blancos son el símbolo de la resurrección.

6. Dimensión eucarística

El buey y la mula, presentes en el icono, simbolizan a toda la humanidad que se alimenta del pesebre donde está el Niño Jesús. Jesús es el pan bajado del cielo que da vida eterna. San Juan nos dice en el capítulo 6 del evangelio: “El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna, y Yo le resucitaré el último día, porque mi carne es verdadera comida y mi sangre verdadera bebida”.

7. San José y sus dudas

En la parte inferior izquierda, encontramos a San José con su rostro apoyado en la mano, expresando sus dudas sobre la divinidad de la concepción, de la que nos habla San Mateo. Aquí se representan las dudas de todos nosotros y la dificultad que tiene el hombre de comprender la potencia de Dios y la grandeza del hombre.
Detalle del icono bizantino: San José con dudas en el Nacimiento de Jesús
San José pensativo

8. Mujer con cántaro y el significado del agua

En la parte inferior derecha, vemos a una mujer con un cántaro echando agua en una vasija. La tradición expresa dos mensajes simbólicos aquí. Primero, la mujer representa a una parturienta o comadrona, símbolo de la humanidad de Cristo, pues Cristo nace como todos los hombres, siendo verdadero hombre. El agua simboliza el procedimiento del bañado de todos los neonatos. Segundo, la vasija en forma de pila bautismal representa el bautismo, donde los hombres somos lavados y adquirimos la vida nueva.
Detalle del icono bizantino: La mujer con el cántaro en el Bautismo de Jesús
La mujer con el cántaro

9. Lectura trinitaria

En la parte superior del icono, los tres círculos concéntricos hacen presentes al Padre, a la estrella que es el Espíritu Santo descendiendo y señalando el rostro del niño, y al seno de la Virgen, donde Dios se hace hombre. El icono tiene, por lo tanto, una lectura trinitaria (Padre, Hijo y Espíritu Santo): la obra de la salvación es obra de la Trinidad.

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