Icono de Cristo en Majestad
El Cristo Glorioso en Majestad Enseguida fui arrebatado en espíritu. Vi un trono puesto en el cielo, y sobre el
Majestuoso icono de la Creación
Al principio creó Dios el cielo y la tierra. La tierra estaba informe y vacía; la tiniebla cubría la superficie del abismo, mientras el espíritu de Dios se cernía sobre la faz de las aguas. (Gn 1, 1-2)
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Explicación del icono
Es un icono con extraordinaria fuerza simbólica. Lo primero que nos llama la atención es la variedad de escenas que contiene la composición. El icono tiene una simetría tanto vertical como horizontal, pero todas las escenas y figuras representadas se articulan en torno al eje vertical.
1. El anciano de los días
En el centro tenemos la misteriosa figura del «Anciano de los días», en hebreo ‘attîq yamîm. Si te fijas con detalle, podrás ver un rostro joven con barba y pelos blancos. Es la representación de la figura de la que nos hablan los profetas Daniel y Ezequiel:
«Mientras yo seguía mirando, prepararon unos tronos y un anciano se sentó. Sus vestidos eran blancos como la nieve; sus cabellos como lana pura».
El rostro es el de Cristo que no tiene edad, que vive en una dimensión atemporal. En esta escena se hace presente la figura del Padre Creador. Jesús en el Evangelio de San Juan nos dice que el que le ha visto a Él ha visto al Padre. El color blanco de la lana de los cabellos y de la nieve de los vestidos expresa la trascendencia, la majestuosidad y el esplendor del Padre Creador.
2. El árbol de la vida
El Padre Creador está situado en un árbol, el árbol de la vida del Génesis y del Apocalipsis. Este árbol está en medio del Paraíso de Dios. Da doce frutos y da frutos cada mes. Los frutos del árbol de la vida son los días de la creación. El Creador viene representado a la vez como Padre que sostiene todo en el ser, que todo procede de Él y que todo va a Él.
3. Los días de la Creación
De abajo arriba y de izquierda a derecha, tenemos los días de la creación del Génesis en forma de frutos del «árbol de la vida»:
- Primer día: Creación de la luz, cuando Dios aparta la luz de la oscuridad. Es la luz que envuelve todo y nos permite ver la presencia de Dios en la creación.
- Segundo día: Dios separa las aguas de debajo de las aguas de encima del firmamento. Y llamó Dios a lo seco tierra y al conjunto de las aguas lo llamó mares.
- Tercer día: Creación de la vegetación: hierbas que den semilla y árboles frutales que den fruto según sus especies.
- Cuarto día: Creación de dos luceros en el firmamento: el lucero grande para el día y el lucero pequeño para la noche y las estrellas. Es la creación de la luz natural, del ritmo de los días, de las estaciones, de los meses y de los años.
- Quinto día: Creación de los grandes monstruos marinos, todos animales vivientes terrestres y alados que revolotean sobre la tierra.
- Sexto día: Creación del ser humano a imagen y semejanza de Dios. Dios le dice al hombre que mande en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias y en todas las alimañas terrestres.
En este fruto, la iconógrafa ha representado la creación del hombre del polvo del suelo con las manos del Creador, y el aliento de vida que le insufló en sus narices. También ha representado la creación de Eva a partir del costado de Adán.
5. Adán y Eva
Finalmente, en la parte de arriba del icono, tenemos a Adán y Eva con sus vestiduras reales. Esta representación iconográfica es antes de la caída, por lo tanto, Adán y Eva, salidos de las manos del Padre Creador, están dotados de todos los dones de la gloria de Dios, los cuales vienen representados con esas vestiduras. Estas dos imágenes de Adán y Eva nos indican la proximidad a las criaturas porque ellos son creados, pero también la proximidad al Creador debido al aliento de vida que les fue insuflado.
6. Impronta Trinitaria
El icono tiene una impronta explícitamente trinitaria. Tenemos al Padre en forma cristofórmica, al Hijo representado mediante un libro con las letras Alfa y Omega en el seno del Padre, y en la parte de abajo al Espíritu Santo en forma de Paloma. Toda la creación lleva en sí la huella de la Trinidad. Ireneo de Lyon nos dice que el Padre crea con sus dos manos: el Hijo y el Espíritu. El Padre encarga al Espíritu Santo la obra de la creación, y este Espíritu imprime y moldea la imagen del Hijo en el plasma original. De modo especial, la persona humana es creada a imagen y semejanza de la Trinidad.ora a través del arte
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