El Reino de Dios: La Revelación en lo Cotidiano


Domingo de Adviento, Año C,_(Lc 21,25-28.34-36)

Un Evangelio Apocalíptico: Revelación y Esperanza

Este Evangelio de Lucas forma parte de los discursos apocalípticos de Jesús.
Es importante aclarar que “apocalíptico” no significa desastres y catástrofes, sino “revelación”, que algo nuevo está por nacer.
Jesús nos invita a descubrir la presencia del Reino de Dios en medio de nuestra historia.

La Transformación del Mundo: Un Lenguaje Simbólico

El lenguaje simbólico del sol, la luna y las estrellas nos indica que aquello que rige nuestro tiempo y nos da orientación sufre una renovación.
No se trata de la desaparición de este mundo, sino de una transformación, en la que el mundo que conocemos se convierte en manifestación del mundo nuevo que Dios quiere traer a nuestras vidas.
Lucas, al desarrollar esta “teología de la historia”, nos enseña que la historia humana no está abandonada, sino que es el lugar donde se revela el amor de Dios.
No podemos cambiar muchas realidades externas, pero sí podemos cambiar la manera de vivirlas, iluminados por la Pascua de Cristo.

El Tiempo Presente y la Eternidad

San Agustín lo expresa bellamente:
“El tiempo presente, aunque parece que pasa, contiene eternidad; porque lo que hacemos en el amor nos lleva a la vida eterna” (San Agustín, Sermones, 259).
El Reino de Dios no está en grandes signos espectaculares, sino que está en lo cotidiano, en lo sencillo, en lo que vive en nosotros.
Jesús nos invita a descubrirlo en los pequeños gestos de amor y especialmente en los pobres y necesitados.
Él mismo nos dijo que lo que hacemos por ellos, lo hacemos por Él (cf. Mt 25,40).
Es cuestión de abrir los ojos para reconocer el rostro de Cristo en cada hombre y cada mujer.

Las Generaciones de Cristianos y su Desafío

Lucas escribe para una tercera generación de cristianos, como nosotros.

  • Las primeras generaciones vivieron con Jesús, lo vieron resucitar… no pensaban en lo cotidiano porque tenían a Jesús con ellos.
  • Las segundas generaciones no le vieron, y esperaban su regreso inminente y así se despreocupaban del presente.
  • Nosotros, las terceras generaciones, que vivimos entre la memoria de sus palabras y la espera de su segunda venida, enfrentamos el reto de vivir el Evangelio en lo cotidiano.

El Nacimiento de Algo Nuevo

Esto a veces puede ser desalentador, ya que parece que el mal prevalece y que nada ha cambiado.
Pero aquí radica el mensaje de esperanza: algo nuevo está naciendo.
Solo con la fe que nos da el discernimiento podemos verlo.
La revelación es que el amor de Dios se hace carne, se hace historia, se hace vida en nosotros.

San Juan Crisóstomo decía:
“No pienses que Dios te ha abandonado si no ves todo cumplido aún. Él obra constantemente a través de lo pequeño y lo invisible, preparando la manifestación plena de su Reino” (San Juan Crisóstomo, Homilías sobre el Evangelio de Mateo, 77).

El Adviento: Renovación de la Esperanza

El Adviento nos invita a renovar esta esperanza y a recordar que la fe no es una evasión de la historia, sino una manera de vivirla.
Nuestra fe tiene memoria: recordamos lo que Dios ha hecho por nosotros en el pasado, y esa memoria nos impulsa a construir un futuro con sentido.

La Memoria que Ilumina el Futuro

¿Qué recuerdos guardas en tu corazón?
¿Cómo te ayudan esos recuerdos a ser luz para los demás?
Este es un tiempo para redescubrir a Dios en lo cotidiano, en las relaciones, en el servicio, en cada pequeño gesto de amor que hacemos por los demás y que recibimos de los demás.

Amén.