El Poder del Amor sobre el Egoísmo y el Orgullo

XXVI Domingo TO, Ciclo B (Mc 9,38-48)

1. El Egoísmo y el Problema del “Nosotros”

En este pasaje, Marcos nos revela cómo el egoísmo corrompe nuestras relaciones. El egoísmo se manifiesta cuando el bien del otro nos molesta, y surge la necesidad de eliminarlo o suprimirlo. Este egoísmo puede darse tanto a nivel personal como colectivo. En su forma colectiva, se convierte en un orgullo grupal que excluye al individuo bajo el lema: «este no es de los nuestros». Este es el problema del “nosotros”, que anula las diferencias y convierte las relaciones en tóxicas.

2. La Envidia y la Mentalidad de Dominio

Cuando el «nosotros» está en el centro, se pierde la esencia de la comunidad y surge la envidia, que ve al otro como un rival. Los discípulos de Jesús cayeron en esta trampa al preocuparse más por su poder y autoridad que por el verdadero bien. Esta actitud ya la había demostrado David en el Antiguo Testamento al realizar un censo para medir su poder, olvidando que la verdadera fortaleza viene de Dios. En la actualidad, esta mentalidad de dominio se refleja en la obsesión por los números y el control.

3. El Peligro de Absolutizar y Monopolizar el Bien

El hombre tiende a absolutizar, y cuando el «nosotros» se convierte en ese absoluto, se destruye la fraternidad. El bien no es propiedad de un grupo, y cuando intentamos atraparlo, se corrompe y desaparece. Al considerarnos dueños de la verdad, tratamos de dominar a los demás, olvidando que incluso aquellos fuera de la Iglesia pueden realizar acciones buenas, como nos recuerda San Agustín.

4. Jesús y el Verdadero Espíritu de Fraternidad

La salvación no es propiedad de nadie; es un don del Padre. Jesús nos muestra que debemos superar el «nosotros» para seguirlo a Él. Al hacer las cosas en nombre de Jesús, nos convertimos realmente en hermanos, fundando la igualdad, fraternidad, libertad y respeto. Este es el nuevo modo de vivir juntos, un modo que refleja el amor del Espíritu Santo, no el egoísmo de Caín y Abel.

5. El Espíritu que Pedimos

Este es el espíritu que pedimos para nuestras vidas y relaciones. Amén.